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Una gran combinación de sensaciones en un entorno precioso.
Una experiencia increible. El kayak todo un acierto, eso si, cogeros comida y todo porque puedes tardar todo lo que quieras parando en las diferentes playitas, saltos y baños. El salto por su lado, tambien super bien, te lo hacen de lo mas comodo y desde luego inolvidable.
Personal muy agradable, se quita el miedo. Impresionante vista directamente sobre el Tarn en medio del cañón. Hay pocos lugares mejores. Importante: se necesita una caminata de 15 minutos, a veces empinada, para llegar al punto de partida.









