"Los profesores fueron muy amables y te observaron bien personalmente. Recordaron los nombres durante este breve período de tiempo y, si era necesario, ofrecieron ayuda personalmente y volvieron a preguntar cómo podían ayudar."
"En la clase privada participamos dos personas: mi hija de 9 años y yo (tengo 44 años). Ambas éramos principiantes. Nuestra clase era en inglés, pero mi hija habla muy pocas palabras. Nuestro entrenador, Rafael, fue muy paciente y nos explicó todas las instrucciones con la lentitud necesaria para que yo pudiera traducirlas al húngaro. Cuando vio que mi hija no aprendía bien a ponerse de pie sobre la tabla, repitió todo en la playa y, después de eso, mi hija finalmente pudo ponerse de pie sobre la tabla. Yo también hice algunos intentos con éxito. Las dos tuvimos una experiencia muy agradable y esperamos volver algún día."